OJOTAS Y SANDALIAS

OJOTAS Y SANDALIAS

He llegado en silencio
Montado en el barandal del tiempo,
Mis ojotas lejanas del suelo agreste
Y de los caminos cansados
De suspiros aymaras,
Dan sus pasos tímidos
En la negritud del pavimento.

¡Cholo! ¡Serrano!...
Un desprecio en castellano
Se acercó a mis veras
Lacerando mi pasado y mi pueblo;
Pero qué:
¡Qué culpa tengo yo!
Que en mis mejillas se cincele
Mi serrana geografía.

Escucho el tañer de las campanas
Y mi tierna situación andina
Me entristece lentamente,
Zapatos de cuero, el tiempo
Y mi edad en 45 grados
Estrujan mortalmente mis pies.

Entonces dije:
Cuando sea grande
Mi natal serranía
Que me abrigó en invierno,
El viento y la lluvia que me vieron crecer
Alimentarán estas costas
Y yo veré su alegre dolor.

Las campanas céntricas
Cansadas dan la hora
En el ocaso de mi juventud
Y mi destino que cojamente transcurrió
En las calles y mojinetes del centro,
Hoy observan mudamente:
Voces caseras de ambulantes,
Chucherías,
Carretas,
Emolienteros,
Guitarrero enceguecido
Que canta la realidad putrefacta,
Y en cuanto espacio hay
Egocentrismo barato,
O politiquería esquinada
En cuatro perfiles históricos,
Verbos radiales en querella,
Académicos de costosa bajeza,
Pobreza,
Dolor,
Alienación,
Botellas dormidas
En los rincones del séptimo día.

Y desgraciadamente
Insultaron mi andina procedencia,
Mis ojotas y mis mejillas.