Para los que escribo

Para las monjas que cuentan secretos de alcoba.
Para la boca que fuma la Marihuana del chisme
y apesta a los de su alrededor.
Para el perro del vecino ue se cree Gardel,
mientras el reloj de mi mesa de luz marca las tres cuarenta a.m.
En cierto modo para los ilusos
que creen que hay pasos que se desvían de la muerte.
Para los que odio por lo que no me pasa
y los que amo por suponer que creen saber como fui.
Para las mujeres desmaterializadas
y los hombres recuperados del insomnio matrimonial.
Para los que leen a Bucay
y actúan como Marylin Manson
(pero leen a Bucay);
lo mismo para quien se aferra a Osho
y no sale del hoyo.
Para los que crean destrucciones creativas.
Para los locos de Medio Oriente,
más sanos que los
sanos que hacen guerras.
Para mi compañera de cuarto grado,
de quien no me acuerdo.
Para las que aman a esas que aman.
Para la amiga de un asesino.
Para el tipo que edita Biblias.
Y para el resto, escribo.
Escribo para que sea leído;
leo para que haya escritos que se lean.
Para los que dije y algunos más…
Escribo.