Dos solitarios (Parte de otras vidas)

poema de pvillaru

Entre tantas ocasiones estaba ella,
ocasional, casualmente desencontrada,
con esa soledad multitudinaria
que no se cuenta por la cantidad de gente,
sino por el brillo opaco y penitente
de sus ojos ajenos a toda esa alegría
que la envolvía y la rodeaba,
pero jamás llegaba a invadirla.
Escondida por tristezas exclusivas
de alguna vida lejana,
miró el reloj intentando saber cuanto le faltaba
para ser feliz algún dís,
se acomdó lentamente en su silla,
suspiró y miró hacia donde yo estaba.
En ese momento la comprendí,
estaba igual que yo,
ambos buscando la nada entre las mesas y el aire
viciados de cigarrillo y vapor de alcohol.
Sin sonreír nos vimos,
nos desconocimos como debía ser,
nos entendimos y hasta nos compadecimos,
sin entretenernos demasiado el uno en el otro.
Y la noche siguió su curso,
los dos solitarios con vidas ancladas
en una soledad nefasta y terca
que se adueña de la fiesta en la cual,
aunque tuvimos que estar, ninguno participaba.