De manera cordial...

Te invito de manera cordial a besarnos al borde de la luna, mientras su brillo acaricia delicadamente nuestros cuerpos y riega sombras en el agua del lago pacato que casi no respira para observar silenciosamente nuestra pasión!

Pero si es de día, te invito de manera cordial a escondernos bajo un arco de hojas verdes relucientes que brillen tantito menos que el brillo de nuestras miradas al cruzarse y sumergirse dentro de nuestras almas.

Te invito de manera cordial a que tengas mi corazón robado apoderándose así de la fuerza de cada latido saltitante de pura ilusión!

Y aún te invito de manera cordial a tomar de mi mano y entrelazar nuestros dedos, mientras tus ojos se ahogan en mi mirada misteriosa y enamorada que te atrapa y te desnuda el alma, despojándo de ti todo y cualquier pudor...

Te invito de manera cordial a que nos encontremos en el reflejo del arco iris y lo ayudemos a ponerle brillo y nombre a cada color... Así como brillan nuestra piel, nuestros ojos y nuestros más salvajes instintos.

Te invito cordialmente a que tus labios rocen los míos y me quemen con candela sabor canela bajo el frío del invierno, dejándolos rojos cual dulces cerezas. Pero si es en verano que me quemen de igual manera con cubos de hielo que tocan una frágil lámina de piel delicadamente acaramelada en rojas manzanas.

Te invito de manera cordial a que tus brazos se pierdan en mi cintura y encuentres las curvas diseñadas unicamente para ti y te permito confundirme con una bella guitarra entonando boleros de derroche de amor.

Te invito de manera cordial a que una cascada de plantas nos bañen escondiéndonos, para allí juntitos hacer el juego del amor a escondidas donde las hojas verdes fulgurantes nos envidien y juntos verlas como lentamente se sonrojan, pasando de verde reluciente a tenue anaranjado.

Te invito de manera cordial a que me entregues tu corazón y yo te lo aseguro, haré de él un instrumento musical de soplo, cuerdas y percusión que le pongan ritmo, color y amor a nuestra relación...

Por: Priscila R. De Azevedo