Carta perfumada

Si me quieres ver basta con sentir el aire en tus manos para usarlo como pretexto,
Seguir a distancia el paso del otro provoca aullidos solitarios al ver sus huellas desvanecer,
Buscas mi voz entre palabras que uso para describir un sentimiento,
Conserva la locura y llama al anciano para ir a buscar algo de comer.

Debajo de tu carne entre jugos de sangre habita el blanco de mi cabello,
Es en este momento donde obtengo tu suspiro,
Toda una estrofa dedicada tu piel encarnada a mis celos,
Los muertos aplauden ante un cuarto creciente teñido de rojo.

Los muros te consumen y ahogan en preguntas sentimentales,
Los kilómetros indican un exceso al evitarme,
No necesito pretexto para tomar atole y comer tamales,
Caminar a tu lado tomada de mi brazo planeando como avergonzarme.

A mitad del camino busco un pretexto para saludarte,
Me tiemblan las manos buscando un chiste malo como es costumbre,
Es en este momento donde te dedico un suspiro con deseos de verte,
Me cuesta trabajo llenarte de flores pensando en buscar un lugar donde besarte.

Jamás me cansaré de repetir que podría no dormir escribiendo acerca de usted,
La manera de enloquecer mis comidas con su mirada,
Por alguna razón la siento en mi anochecer,
Por alguna razón le escribo esta carta perfumada.