Al final

Al final no resulte ser tu amigo, tan solo un conocido.
Al final tapamos huecos, solo por sentirnos vacíos
Al final tuvimos la razón, por más que tratamos de ocultarlo
Al final hablaste de sentimientos.
Al final nada importo.

Dos ocasiones te ví de lejos, la más dolorosa murmurabas entre orejas, la más hermosa te preparabas para su presencia.

Mis sentidos no paran de preguntar ¿Que ocurrió?, cuando los días se hicieron más cortos y las noches solo presentaron comida y malos pensamientos, confesiones honestas desde banquetas encharcadas, nuestro tema, mi deseo por tu cabellera y todo lo que protege hasta el suelo, al final terminamos borrachos y supimos lo que uno sentía por el otro, el tono en tu voz me pareció honesto, el día y la cerveza nublaron mi juicio.

Llegamos a tu casa adictos al cine pero no a tu actual domicilio, odio cuando recargas tras un mercado sin tener idea que pase a tu lado, ahogando el grito, ahogando el llamado.

Al final somos materia en el mundo así pude sentirte desde siempre conquistando al diablo con tus chinos sumergiendo al desdichado en el olvido, no poseo avión para simular ser un piloto, mucho menos anciano aferrado a un recuerdo.

Los gritos ahogados en mi garganta no piensan que seas una buena elección, son tristes e inútiles intentos, de explicar que todo cede cuando manda el corazón.

Las manos replican tus sueños dorados, las historias y deseos de tu futuro a elegir, mis tontos anhelos se sienten usados, adoptando la forma de un maniquí.

Jamás pude pensar en este escenario cortinas abajo y basura en la calle, igual al trabajo de cualquier persona que me acuse, todo lo cambia cuando llega el dinero y nos obsequia el mejor comportamiento ajeno, olvidamos todo consejo aceptado, conspirando contra todo complejo y tortura. nos perdimos entre roscas y fotografías... Cenando por educación solo por saber que era la última ocasión.

No hubo música o poema que pudiera tranquilizarme, todo me recordaba lo moreno de tu piel, jamás te busque entre un mar inestable, juntos corregimos un pretexto de salida, para terminar siendo humo en la cocina donde tu madre supo ponerme contento.

Al final no resultamos ser amigos, solo desconocidos de la quincena.