Delirios románticos

poema de Piero Abanto

Dulce niña,
sentirte mía,
sentirte distante,
sentirte clandestina,
sentirte pura y blanca.

Verte salvaje… verte natural,
verte hermosa, verte tranquila,
verte fugaz e intocable,
verte tus finos cabellos, dueños del sueño mío,
ver esa sonrisa tan conciliadora y llena de ternura.

Creerte eterna,
creer que tu nívea piel se hace fuego al estar cerca mío
y creer que caes del cielo;
es que ya demuestras que este existe.

Sentirte delicada y dolorosa,
sentirte tan callada y amable,
sentirte tan dentro mío,
y tan desesperadamente dueña de mi alma.
Ver cómo controlas el alba
ver cómo el cielo también te ama… y las nubes igual…
pero nunca más que yo

Creerte tan inocente que no sé si eres de este mundo,
Verte tan culpable de lo que siento y resignarme
Es que no… no puedo. No quiero
Ahora llámenme un mendigo más en busca de ti,
Su tesoro.

Todo, bella dama, todo esto, no es si no lo que su poeta aprecia
En donde oscura tristeza gobernó y hambre maldijo
Usted, fina amante, fruta trajo con gracia
En las ruinas, mismo milagro, me dio cobijo.