Imagen

Eres como la imagen
de un hermoso sueño
que desnuda se levanta,
incesante,
entre la brisa y las espumas del inmenso mar.
Naces en mi mente,
impoluta, cada día,
hecha mujer, de cuerpo tibio,
de suave piel,
donde mis dedos se deslizan a la odisea de ultramar.
Mi cuerpo espera tu cuerpo emergente
en pasos volátiles
que calientan el lecho, amor.
Tus muslos anteceden el sacrificio perenne
del vaivén silencioso
entre olas que acarician nuestras huellas a orillas del mar.
Tus pechos, cual capullos,
enervan la gloria del verano de tu cuerpo
que cobran vida,
en cada suspiro que enarbola mi ser.
Mi cuerpo recibe a tu cuerpo,
extasiado,
cansado del dualismo agotador.
Somos uno solo, ahora; un universo
que de sur a norte gira, gira, gira
llenando de huellas nuestras huellas, ya cansadas.
Mis besos con tus besos,
tu cuerpo que ahora sólo es beso
animan un nuevo nacimiento al despertar.
Soy arena que acaricia tu nacimiento,
imagen de un ser divino,
en la calidez y suavidad de tu desnudez.
No hay ápice de tus cabellos
que mis labios no hayan recorrido.
Lo eterno nos abraza,
desnudos.