Hay un fructuoso río , que se desprende;
de aquella mirada
me atrapa
me salpica de luz
sus destellos construyen la barca
que ha de darme la visa
para marcharme de esta jungla
navego
gracias a este influjo etéreo
que esparce las notas
y que en el impulso
me dota de fuerza
para desvanecer
a las criaturas temibles
engendradas por la rutina.

En aquella mirada, ufana
encuentro
más esperanza
que el canto del mirlo
y más remanso
que la sonata Claro de Luna
de Beethoven.