Callar tu nombre

Callar tu nombre
que no es ningún nombre
sino una silueta
grafitada en una sombra
que se diluye con la noche,

callar tu nombre
que no son letras,
que no son fonemas
sino el abrirse de la piel
justo donde una huella
palpó mis suturas remendadas;

callar tu nombre
que no son notas
sino el estridente eco
que se agolpa a diario
contra mis puertas;

callar tu nombre,
no para empezar de nuevo,
que luego de tu nombre
no hay nombres,
hay silencios
que son fracasos,
silencios sin tu nombre

pero que aun tienen tu rostro.