Encerrado.
Todo lo que hacemos es por tu bien
repetía con tesón aquella ninfula enfermera
mientras hundido en una camilla
un joven debatía su negro futuro
entre lo blanco impoluto de aquellas paredes
y el azul de las penas de quienes se le acercaban
Todo lo que hacemos es por tu bien
repetía con tesón aquella voz de mi cabeza
mientras hundía mi cabeza entre los hombros
y un joven debatía su inexistente futuro
en la blanca bañera de aquel que una vez fue su hogar
que contrastaba con el rojo que bañaba la templada agua que lo cubria
Todo lo que hacemos es por tu bien
Repetía con tesón la voz de su familia
mientras hundía en obligaciones a un alma mutilada y libre
y un joven no tomaba decisión alguna sobre su futuro
en el extenuante comedor donde antes paseaban sonrisas
y ahora solo habitaban deberes y suspiros.
Nada de lo que hicieron fue por mi bien
me repetía a mi mismo encerrado en ese maldito y opresivo cuarto
contando los días que me quedaban para salir
contando las cicatrices que me hicieron venir
contando las ordenes que hicieron mis esperanzas partir
contando y escondiendo las pastillas que me permitirían morir.
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