Hoy

poema de Otálora

De pronto,
trazó la estela
de su sonrisa inocua
el infinito.

En una tarde sin ocaso,
puñados hedonistas
señalaron un fatigable fervor
en los recónditos pasajes más oscuros
del vacío espiritual.

En este presente (que es el futuro)
se esconde en la penumbra
la luna que ayer susurraba en
mis penas para sosegarme.

¡Oh desaparecidas musas!
Ya no se escucha su llanto en
la calma del furtivo mar.

Sin indulgencias ni rumbo
el navegante gritó sin eco
y dentro de la muda ola se precipitaron
las cárceles del alma y el aljibe de la juventud.

Mis puñados privatizados y sacrificados
dejan tímidamente de escribir
porque una sombra se acerca.

El infinito ríe con soberbia y
el mar no cesa de asombrarse.

Comentarios & Opiniones

mayita

Espectacular versar, amigo Otálora. Me ha gustado mucho. Estrellas para ti. Un abrazo.

Critica: