A la Virgen María

poema de Quiplato

Oh, secreta doncella,
Aquél, que en lo secreto ve, te vio,
lo que el mundo desprecia,
Él no lo despreció,
y en tu vientre escondido se encarnó.

Y, sin probar la muerte,
al cielo en el silencio te elevó,
y, en la corte celeste,
reina te coronó;
oh, tú, la que guardaste el corazón.