Empachados

Siempre creí que los empachados eran un mito,
una mezcla casual, intermitente,
surgida más de ignorancia que de pura descortesía.

Ahora veo que existen,
pueden habitar bajo banderas dispares,
actúan desde la soberbia, desde un desdén cortante,
expertos en negar realidades ajenas,
minimizando vidas desiguales, coloreándolas con un optimismo irreal,
utilizando su privilegio como unidad de medida,
desde una tranquilidad que poco han labrado,
se mofan de la fe, de la debilidad, de la duda, de la cobardía.

En susurros acolchados, olvidan
la textura de la lucha, aullando desde su podio lecciones,
recetas para el éxito, para la vida,
ignorando el amparo y la protección que disfrutaron,
empachados de comodidad, hasta volverse ingratos con la vida.

Ahora, consciente de su presencia, entiendo aún más
la urgencia de alzar la voz, de destruir para reconstruir,
de inquietar desde la propia incomodidad.