Al insomnio

Cómo estas, amor?
Tanto tiempo. No puedo dejar de pensar que ya me encariñé con vos.
Una relación estable. Vienes despacio, comenzando con pequeñas horas y por lo bajo.
Se avecina un invierno frío, calmado.
Más calmado que el 2020 cuando el mundo se paralizó, y nos enamoramos en silencio.
Congelados.
Se que después del otoño, vas a hospedarte en mí habitación, en mí cama. En mis sabanas. En mí pelo.
Aquí te espero.
Pero hoy, quiero contarte mí amor.
Que la lluvia no ha limpiado mí soledad.
Que la humedad, ha dejado crecer en paz la raíz de mí dolor.
Ya no tengo ansiedad, pero mis ojeras hablan más que cualquier pensamiento crónico y futurista que pueda manifestar.
Insomnio, dolor, ansiedad, soledad, el cóctel que me sirvo todos los domingos a la noche.
Y que después del whisky en invierno, es el que mejor me pega.
Que no quiero hablar de la muerte aún, ni de canserbero.
Ni de mi.
Que no he podido estar sin ti,aunque me vensa en sueño y que la oscuridad a podido declararme su amor.
Que no hay pena que no me bese los pies.
Que no hay forma de que quiera volver a tocarte. Que te anhelo y deseo, que mis lágrimas se vuelven escarcha cuando camino por las calles, intentando no cruzar por ese lugar que tan feliz nos hacía, para no recordarte. Que me duele dejarte, que me duele matarte. Pero que ya no me mato yo, y repito no vine hablar de la muerte hoy.
Podría explicarte lo que no puedo explicar, porque ya empecé a llorar y en un ratito cariño mío, voy a descansar en paz