EL SUPREMO AMOR ES SIEMPRE DE VIVOS

EL SUPREMO AMOR ES SIEMPRE DE VIVOS
I
Largo tiempo esta pluma fue silencio y negrura.
Mis recuerdos resecos trozos cuarteados.
Apenas conmigo unos cuervos de amargura.
¡Sin Doriluz solo extravío por rumbos ignotos!
II
Un día destino extraño se interpuso a mis pasos.
Algo inquietó mi pluma en aquella hora madura.
El horizonte llameaba por el confín de los puertos.
Allí el ponto abrazaba el cielo en su anchura
y mis pasos sobre arena de fastos veranos.
III
Tarde cálida enmarcaba brumosos navíos.
Entre veleros y aves su esplendor de natura.
La más bella ninfa rodeada por dorados reflejos.
Doriluz de los sueños en suprema pintura.
IV
¡Qué imagen ideal más allá de su albura!
Tibia puesta de sol atrajo ardientes deseos
cuando mi apego a Doriluz se hizo dulzura.
Y en candorosa inspiración nos abrazamos.
V
En lo alto plenitud lunar y en las calles nosotros,
siguiendo un destino que define premura.
Dos seres en flor ornados por la ternura.
Y dorados portales ofrecieron llaves ensueños.
VI
Y nuestra morada fue Olimpo de anhelos,
cuando Afrodita y Doriluz una misma figura.
Y mis brazos un templo por su hermosura,
entre las sedas abrigando ritual de besos.
VII
Y consagrados al culto de los amorosos
Idolatré con Doriluz la preciosura.
Y su rosa fue roja de tanta pasión y bríos
aquella noche que ornó a la más pura.
VIII
Qué sensual sinfonía hecha de besos.
Y el vecindario en vilo por los sucesos.
¡Un tiempo con Doriluz y vencida premura!
¡Oh, dicha entregada al podio que perdura!
IX
Mas ¡ay, extraña ventura que separa destinos!
Un hado celoso desvió a Doriluz hacia zona muy dura
porque la fea guadaña cortó sus caminos.
Y lloré sin parangón mi peor desventura.
X
Por tiempo no supo mi andar de consuelos,
hasta que la piedad dio consejo y cordura.
Un místico plan contra estigios infiernos,
salvífico bien que por Doriluz se procura.
XI
Y busqué en el mundo de divino faro su área,
sagrada luz que triunfa sobre la muerte oscura;
la gracia bendita que puede salvar de malignos.
El verdadero camino a Doriluz entre los salvos.
XII
Y por eso que mueve mi pluma en holgura,
cuando Doriluz trasciende sublimes recuerdos,
yo la perdono de nuestros pecados ahora.
El supremo amor es siempre de vivos.

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Música: Chopin. Tristeza