Últimamente no he escrito

Últimamente no he escrito. Me he perdido en los límites de la cotidianidad, en los surcos del tiempo. El ciclo de la vida, la prosaica rutina vista por mis imberbes ojos. Mi incipiente mente inmersa en el estelar ciclo del subsistir humano.
Al unísono marchan mis acciones con las de los otros, dirigidas por una ignota fuerza que nos hace caer en la apatía. No hay tiempo para ser insurgente, debemos seguir la senda predestinada por quién sabe quién. Rigurosas son las consecuencias para quien ose desbordarse del camino; nos aseguran que pasaremos de la placidez que nos brindaron a la mayor cantidad de penurias imaginables.

Me tocó estar inmerso en el ocaso del pensamiento humano. El fin de una estirpe que antes vivía la búsqueda y que hoy ya no se asombra frente a los regalos de la vida. Creemos estar seguros; ya no nos interesa buscar más respuestas porque tenemos lo que necesitamos. Somos humanos porque sí. Muchas gracias a la razón por traernos hasta aquí, pero ¡ya no es necesario que nos acompañes!
Perdimos el fin gracias al medio, el viaje se volvió destino y el método finalidad. Las leyes son más importantes que aquello que resguardan. A nadie le importa el sol mientras nos lleguen sus rayos, su calor.
Somos tuercas, somos instrumentos de algo más poderoso, y en esta abigarrada sociedad no importa la individualidad, la esencia. Lo único importante es realizar el trabajo que nos asignen.

Podrá sonar a quimera, pero sueño con el día en que las cosas simples tomen valor, las gestas modernas realizadas por mortales sean resaltadas, nos templemos a nosotros mismos y nos mantengamos vivos gracias a un ideal.

Milton Pillsbury 04-05-2014