Pero yo, ingenua

Después de días tristes sin que sus besos humedecieran los míos.
Después de ver los lagrimales del cielo vomitar sobre mí.
Después de buscar entre los cabellos del tiempo
los pasos rotos y noctámbulos de la noche;
me hablas como sí el tiempo: monótono pero fugaz
hubiesen dejado de existir...
Y me pregunto ¿qué es lo que te hace tan omnipotente?
¿Qué es lo que hace que vuelva a revolcarme entre el fango putrefacto?
Aun sabiendo que las lágrimas vendrán en la noche.
Y llorare junto con el viento,
con el sol de marzo que no existe...
Pero yo: ingenua, te busco en los gestos de los hombres,
que pasan entre una multitud desteñida.
Pero yo: ingenua, te encuentro cuando el agua moja mi cuerpo.
Cuando doy la última calada a mí cabello,
cuando te imagino entre mi soledad ambigua.
Ahora vuelves a desordenar mis letras.
Ahora vuelves con el pretexto de que nunca te has ido.
y yo, ingenua: vuelvo a soñar con un fango putrefacto,
que por una razón desconocida, se volvió tinta para mi papel.
Se volvió letras, lugares y habitó...
en ese lugar llamado: Mundo de papel.

(Melissa García López)