Juegos Nocturnos...

Esa noche me dejó solo observar...

Mientras ella se mantenía inquieta a mi costado
con sus ojos cerrados
y las manos despiertas,
recorría lentamente las telas de su blusa arrugada,
buscaba la distancia exacta de sus pechos
a la par de mordisquear su labio inferior.

La luz del farol entraba por la ventana
cubriendo ciertas partes de su piel canela
las que ya no tenían tela que las cubrieran,
la noche y yo eramos únicos testigos
de las contorsiones de su cuerpo
que parecía un mágico
y maravilloso juego de luces y sombras.

Mis latidos aceleraron, contemplando,
disfrutando ese manjar de movimientos,
mi necesidad de observarle se hizo adicción,
deseaba tenerla, acariciarle los pechos,
quería poseerle;
la vi jugar con su sexo, húmedo y ardiente,
abrió las piernas en su búsqueda
y su liquido corrió como rió sobre sus dedos,
ríos acompañados del mar del pensamiento
o del recuerdo o del ensueño,
que se yo,
solo tenia el valor para contemplar
los ríos que se unían al mar,
era placentero y tormentoso ver
como se agitaban las olas
provocadas por sus dedos
que se hundían en su grieta
juguetones y traviesos,
buscando el tesoro
que esperaba ser descubierto...

Era obvio verla gemir y jadear y retorcerse,
ver como su cuerpo se contraía al ritmo de sus espasmos,
ver como su piel se bañaba de un sudor frío
y sus ojos se perdían en la nada.

Se dejo atrapar completamente por la cama
y mientras tomaba un suspiro prolongado
se escapo un susurro de sus labios...