Ahí Va El Hombre Salamandra

poema de Marla Mendiga

Desconozco una manera tan elocuente
de escupir absurdos,
tan brillante como lo es la tuya
querido Hombre Salamandra.

Tengo que contarte algo,
y no es cualquier cosa,
tengo que contarte que te traje un regalo,
el regalo de una noche estrellada.

Me rodeo de hombres como vos
para no parecer poco divertida,
para hacerme creer
que todavía me queda
un poco de vida.

Mis clientes suelen observar,
que hay algo muy particular
en tu forma de caminar.
Moviendo los brazos
de lado a lado,
como si todo esto fuera
un espectáculo más.

Te presento sin más preámbulos
un cuento medio estrecho,
un relato que dio luz el tabaco
en un sube y baja de negaciones.

Tu reloj nunca para,
tu curiosidad nunca para,
tus dolores jamás se callan
porque estás hecho de piedra
joven Hombre Salamandra.