Un ángel exiliado en la Luna

Un ángel exiliado en la Luna

Aún con el abrazo cálido de la luna, el toque recriminatorio del pasado se ensaña, despertándome en esta misma escena qué constantemente actuó.

¡Sentado ante el infinito siento tristeza por aún renegar de mi creador!

Dentro de segundos y milenios observo el nacimiento de galaxias, el olvido de dioses e inmortales; la muerte de entes y seres mortales.

¡Dentro de mi mente se acumulan eternidades, pero aun así no encuentro del por qué deba perdonarme!

Las acciones de mi pasado me ciegan ante las consecuencias de mi actual presente. Y hoy por hoy, en completa soledad me encuentro peleando por un incierto destino.

Estas cadenas que herede, sin compasión laceran mi piel exponiendo interminablemente mis huesos al deterioro incesante de esta marea llamada humanidad.

El fuego de mi infierno de momentos se aleja de mis ojos dejando al descubierto las imágenes de aquel pasado, de aquellos momentos cuando las trompetas sonaron anunciando una eterna guerra. ¡El cielo se fracturo y de esa fisura, junto con otros tantos de mis hermanos caí!

Mis bellas alas me fueron amputadas recibiendo por castigo esta maldición. Ser la sombra siniestra que fustiga a inocentes, la que se arrastra alimentándose de pensamientos de todos aquellos qué son más malévolos que yo.

¡Es este lapso en el cual me deleito al recolectar almas para mi futuro reino. Ese poder me hace olvidar por momentos que alguna vez fui envidiado por la misma belleza, logrando que la admiración de mis hermanos me señalaran como el segundo al mando!

De momentos llegan a mí los murmullos de los planetas., narran la extraña historia del nuevo hijo de la luna, qué surgió de aquel agujero negro siendo el constante tormento de su madre adoptiva.

Fue en aquella noche, fue ese momento donde mi falsa dulzura engatuso al ave fénix privándolo de sus blancas alas, ¡aquellas con las que renace del interior de los infinitos soles!

Desde aquel instante fui llamado quimera, el príncipe renegado; el ser sin alas que anhela con llegar a recobrar la confianza que alguna vez dejo abandonada dentro de algún agujero negro.

¡Soy este extraño al que sus recuerdos le invitan a degustar del aliento de los cielos, pero estas alas persisten a llevarme más allá de las nubes donde habita mi creador y en donde selle mi destino renegando de la gracia del salvador!

Estas dos grandes alas cada vez odian más y más mi diabólico ser. ¡Debido a que extrañan su antiguo cuerpo pelean por escapar de mi! Con todos sus intentos únicamente logran quemar mi piel. El dolor llega hasta el lugar donde mis sentimientos fueron corrompidos,
¡y aún con todo ese fuego no logran purificar a mi atormentada alma!

Me llaman el devorador de almas.
Ese que por las noches confunde a los ojos de todos los humanos la forma de la luna. ¡Este que posee una sombra que siniestra opaca el brillo de mi madre adoptiva!

Debido a este cariño enfermizo mi madre adoptiva ha exiliado a su incondicional. ¡El conejo blanco que dormitaba por las noches sobre su regazo!

¡Extraño una vida que nunca me fue negada y que hoy tan solo la abandone debido a mi soberbia!

Permití que me tragara la nada, vomitándome en el regazo de esta blanca doncella. Desde entonces, ella con ternura cubre con su cálido brillo a este cuerpo que se muestra tatuado con infinidad de traiciones.

¡Ante todo lo malo que se anida en mi halo, mi madre adoptiva persiste en brindarme una vida que incluye ilusiones prestadas!

Debido a mis malas accione fui llamado el ángel perverso. Ese que por las noches permanece sentado sobre el blanco regazo de la solitaria damisela. Ella sufre al ver como mi oscuridad devora rápidamente su brillo, carcomiendo por completo el sur de su espalda.

¡Corrompida por mis impuras acciones, se proyecta con erotismo y traición ante la mirada de todo ser que la observa invocando sus favores!

Antaño fui un lucero que rechazo el significado del amor denegando lealtad ante la mirada tierna de mi creador y hoy tan solo me muestro como una estrella opaca en la cual sentenciada mi alma existe sin luz. ¡Influyo con pensamientos oscuros a todos aquellos seres que su devoción les hace admirar este astro impregnado de bondad.

En los presentes y futuros venideros, los viajeros aun buscaran al mítico conejo que habitaba dentro de la diosa luna, pero él fue desterrado a la tercera estrella so pena de muerte, mientras yo persista en ser un demonio vil y perverso, mi sombra seguirá fomentando la locura de mi madre adoptiva.

Decepcionada del ángel que habita sobre su regazo, la luna anhela que regrese con mi creador para seguir brillando como su predilecto hacedor de planetas y estrellas.

Ella, aún dentro de su desquiciado cariño pretende que el conejo vuelva a ser su fiel compañero o que algún meteorito la golpee desterrándola por completo de mi órbita siniestra.

Son todas estas noches donde mi oscuridad engalana parte del inmenso cielo. El se niega a acariciarme, no se permite rozarme hasta que el recuerdo de mi deslealtad yo venza, y mi creador nuevamente me abra su corazón.

Ante el perdón otorgado, el fuego de los infiernos será eclipsado. Mi cuerpo, mi alma, mis sentimientos regresaran a casa de la mano de mi gracia.
¿Es ahí cuando dos grandes alas blancas surgirán de mis mutilados muñones?

Hoy, ante los pensamientos que recriminan mi actuar, despierto sobre el regazo de mi madre adoptiva. Con frustración ambos comprobamos que es la misma escena, es este mismo sueño añejo, qué en lucha constante anhela arrepentimiento total por mi soberbio ideal. ¡Ese que aun me ciega aferrándome más y más a mi deslealtad!

¡Y aun con gran decepción confirmo que seguiré siendo hasta el final de los tiempos tan solo un ángel exiliado en la Luna!

©Reservados
Autor: Hechicero De Dragones
“Del corazón a la Luna”