El Candelabro y la Pluma

poema de Mario Anonimo

Descansa su letargo otoñal
Mi pluma adormecida
Sobre los mudos renglones
En una hoja olvidada
Amarillenta de tiempo
Arrugada y desteñida
Cansada de tanto esperar
Junto a la tinta cautiva
En las sombras esparcidas
Por las voces del silencio.

Junto a una vieja silla
Que ya no aguanta otro invierno
Su crujir parece eterno
Como un profundo lamento
Una mesa añeja de tiempo
Maltrecha y despintada
Con las patas desparejas
Acusando las quejas
Del pasar de los años.

Un candelabro apagado
Con barbas de un viejo cebo
Descolorido y arrumbado
Testigo de los años pasados
Espera resignado
Su muerte anunciada
En la pieza inundada
De resignaciones desoladas.

Cuantos Fríos inviernos
En silencio me has acompañado
Con tu vieja y tenue flama
Alumbraste mis desvelos
Pequeña estrella
En el negro cielo
Sobre las viejas arcadas
En mi guarida arrumbada
Por las negras chapas agujereadas
Donde el viento canta
En las gélidas madrugadas.

Las rusticas paredes despintadas
Transpiran soledades impregnadas
Lloran por sus antiguas grietas
Las penas de los años
Sosteniendo un crucifijo olvidado
Cubierto de silencios y pasado
Por aquel que dio su vida
Para salvar a la humanidad
Los mismos que lo crucificaron
En un rustico madero
Sin una gota de piedad.

El silencio siembra soledades
Por el pasillo en penumbra
Y una vela que casi no alumbra
Descubre una vieja puerta
De mi cuarto entreabierta
Como una Vieja tumba
Donde descansan los recuerdos
Que lloran por las noches
Y en mi alma retumban.

En un viejo reloj
Que ya no se usa
Con su vidrio partido
Sobre el umbral de la estufa
Es el viejo nido
De una solitaria araña
Con sus trasparentes Telarañas
Colgadas de las rota agujas
Marca las horas muertas
Que en el silencio se dibujan.

Hay que agregarle al fogón
Un par de leños más
La soledad tiene razón
Porque la noche se hace larga
Y las horas se vuelven amargas
Grita el silencio aunque no lo parezca
Hay que beber muchas soledades
Antes de que amanezca.

La noche transita lentamente
Y con ellas las sombras
Que se irán cruentamente
Rodeadas de silencios
Mis ojos cansados
Se entregan al sueño
Cede en su empeño
El candelabro casi apagado
Entre las sombras hemos quedado
Mi pluma agoniza en un costado
Después de ver firmado
Poemas para mi Soledades
Que yace junto al candelabro pagado.

Mario Anónimo

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Que maravilloso poema!!! Se disfruta cada verso por su profundidad y belleza, la verdad Mario, que bello escrito!!!

Critica: 
Mario Anonimo

María del Rocío, Mi pluma como yo nos emociona vuestras palabras es un honor y un placer recibir las misas sobre mi nostálgico poema, arrancado de las soledades del Poeta y Mendigo. Mi eterno agradecimiento y un abrazo fraterno desde la distancia.

Critica: