MALA ONDA

LLega con los espectros de la noche
el desgarrante alarido interior
que en mi pulso provoca temblor
con su duro y severo reproche.

Acecha la negra depresión
y me persigue de cerca el espanto
es inútil la cobardía del llanto
así como la súplica del perdón.

Siento que el infierno me acosa
ya no tengo religión para mentir
ni la falsedad del rezo me excusa.

La conciencia impide vivir
cuando del mal se abusa
y pronto se la desea evadir.
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