Querer a Distancia. . .

Querer a distancia es saber
que alguien te piensa a lo lejos
y cierra sus ojos para poderte ver.
Es saber que, al otro lado del teléfono,
al otro lado del océano,
alguien está ahí para ti,
para regalarte su tiempo y hacerte reír.

Querer a distancia es esperar y contar
los minutos, los días, los meses para verse,
es sentir en cuerpo y alma el tiempo pasar.
Es sentir que el tiempo se detiene en ese momento
en el que quieres, pero no puedes verle.
Es saber sí sonríe con tan sólo escucharle.
Es conectar las almas, desconectando los cuerpos
para sincronizar los sentimientos
en un baile de palabras y silencios,
en un vals de pausas y carcajadas.

Querer a distancia es ese último pensamiento
que cruza tu mente antes de dormir.
Es ese primer pensamiento, al abrir tus ojos
que en las mañanas te hace sonreír.
Querer a distancia es querer ser
esa sábana que acaricia su piel.
Querer ser la luna que ilumina sus noches,
es aprender a pintar con palabras tus sentimientos,
es poder definir lo abstracto, en cada pincelada
es lograr tocarse el alma
en cada oportunidad.

Querer a distancia es cerrar los ojos
al escuchar su voz e imaginar que le tienes cerca.
Querer a distancia es aprender a confiar
en que sus pensamientos son tuyos
y que sus sentimientos son puros.
Es confiar en que te extrañan
en cada despertar.
Querer a distancia es ver el tiempo de otra manera,
es aprender a tener paciencia,
aprender el valor de los detalles, el valor de las palabras.

Querer a distancia, sin ninguna duda
es lo más triste que una persona puede vivir,
pero también es la prueba de amor más grande que puede existir.