PARA UNA NAVIDAD

Tiempo de paz
de horas adorables
de creernos intachables
a la luz de un Dios tan certero
con su hijo nacido en un potrero.

Pero es sólo la magia de una noche
ya mañana vendrán nuestros reproches
sobre el regaló que no gustó
o el esperado saludo que no llegó.

Y de la noche con nuestro disfraz de amables
pasamos a ser los mismo abominables
que vemos la paja en el ojo ajeno
pero olvidamos al niño, a los reyes y a los renos.

Nace el niño Jesús entre rebaños
el mismo que matarán a los treinta y tres años
como a cualquier delincuente
reprochándole por ser insolente
por instar a amar sin medida
y contarnos que es camino, verdad y vida
con la más bella y sabia lección
que se va pronto como hojas secas en un ventarrón.

Entonces no tiene sentido
sentirnos entre comillas con el deber cumplido
de haber obsequiado un bien valioso
y que eso aparentemente nos llene de gozo.

Tal vez sea mejor y más bello orar
incluso por aquel que hemos llegado a odiar
y buscar en nosotros mismos la paz
para no volver a maldecir jamás.

Navidad
quédate un buen tiempo bajo nuestro techo
pero aún más, fúndete en nuestro pecho
a ver si algún día de sol y de color
podamos entender tu mensaje de amor
lejos de obsequios y compromisos
entender el amor que para nosotros Dios quiso