AXIOMA

("Existen dos formas de ver la vida, la primera
es pensar que todo es un milagro, la segunda,
que nada es un milagro…"
Albert Einstein )

¿Què existe despuès del olvido?
creo que nada
sòlo seguir olvidando
y viendo como pasa la vida
entre amores como eclipses
y desamores frecuentes
aventuras y besos 
como sombras impresionistas
que sòlo se ven pero no se palpan.

La vida en su acierto
o en su yerro
me hizo un dìa mirarte a los ojos
(hermosos por cierto)
justo en el momento
en que mirabas los mìos
nos siguiò la risa
despuès tardes de besos
de creer por fin en la presencia del amor
del verdadero y sincero
sin saber que ese
nuestro pequeño mundo
se acabarìa por entero
absorvido por el universo
de nuestras realidades.

Tanto te amè
y tanto te amo
que me duele ni siquiera verte
mientras sì puedo ver
como los pàramos se convierten en barro
como las flores se disfrazan de piedras
como mi sol se tiñe de negro
como mi navidad
parece un dos de noviembre.

Sin embargo cada cierto tiempo
me llamas
y parezco un niño
en vìsperas de abrir un regalo
parezco un nàufrago
que escucha la sirena de un barco
parezco una flor marchita
que siente que comienza a llover
y me propongo decirte tantas cosas
y al final no digo ninguna
y cortas
y lloro
y se acaba el regalo, la sirena y la lluvia
y se asoma en mi horizonte
una vez màs
aquel sol negro de la penumbra.

No sè còmo he podido vivir
creo que gracias a las demàs razones del existir
y al escudo que Dios sellò en mi pecho
a la fuerza de luchar por mi techo
y por el mañana
en el que tù no estaràs presente
de forma fìsica
pero si navegaràs gota a gota
en la extensiòn absoluta de mis venas
alimentaràs el recuerdo alegre
y nutriràs el presente de penas.

Y escuchè decirte que me amabas
lo escuchè tantas y tantas veces
y esa voz en mi memoria
aùn me nubla los ojos
viene inevitable una era de tempestad
años de disimular mi alma con su verdad
madrugadas que me sorprenden
sin haber unido mis pàrpados
y que se mofan irònicas
de una nueva làgrima
que humedece mi muda almohada.

Y asì serà.

Me sentarè tantas veces 
en las tardes de domingo y sol
y en mi vereda
mirarè como juegan mis hijos
y sin darme cuenta
los hijos de mis hijos
que escucharan las historias
grises, vinagres y aburridas
de un viejo enamorado
y me quedarè sentado
cabizbajo y apesumbrado
en ese anden infinito
en donde la estaciòn terminal
serà (obviamente)
mi muerte.