SIN CUENTA CUENTOS

SIN CUENTA CUENTOS
Cambió el tiempo de la luz.
El espejo roto en el suelo
deformó las imágenes
multiplicó los defectos y todos
buscaron el trozo que no era el suyo
por miedo a que fuese el más deforme.
El tiempo de la luz decadente
dio paso al vuelo loco del halcón peregrino
que no encontró el nido y en su desesperación
chocó contra la roca.
Nadie vio su caída en la profunda sima del dolor.
¡Sólo era un pájaro!
-dijo el necio-
y siguió buscando entre los trozos del espejo
la mejor imagen de sí mismo.
Cambió el tiempo de la luz
la noche se quitó la ropa
frente a una hermosa aurora extranjera.
En un rincón
el que ayer fue niño
lloraba su adolescencia sin caricias
sin cuenta-cuentos
sin un camino marcado por minúsculas migas de pan
para regresar a la casa de su infancia.
Quiso engañar a la luz haciéndose pasar por ciego
y sus pies se hirieron con los cristales ajenos.
Solo entonces se percató con dolor
que el niño
el adolescente sin caricias
sin cuenta-cuentos
dolorosamente se había convertido en un hombre
con miedo a la imaginación y a la fantasía.
mabel escribano
d.r.
imagen: google