MONÓLOGO EMBOZADO

MONÓLOGO EMBOZADO
Anochece,
en las paredes mueren las sombras,
hay un delito repetido,
un dejar que se vayan muriendo
al tiempo que el sol nos abandona.
El anciano ancla su mano en el bastón,
sus pies dubitativos intentan avanzar,
mientras su perro,
le retiene olisqueando las hierbas,
para marcarlas como suyas.
La brisa de la tarde deja de ser dulce,
transformándose en un tibio frío.
Camino despacio,
sorteando bicicletas; patinetes eléctricos,
y miradas vacías prendidas de móviles que,
inmóviles se dejan amar
acariciados por whatsapps y emoticones.
Anochece.
Regreso sorprendida por ésta mi nueva imagen,
reflejada en el cristal de una tienda abandonada
embozada tras la obligada mascarilla.
No me reconozco,
¿Otra vez estoy en escena? ¿Nuevamente la máscara?
No voy maquillada.
Han dado la tercera...preparada para salir a escena.
Sólo era el claxon de un coche.
Un conductor impaciente.
Alguien me saluda sacándome de mi perplejidad.
¿Cuál era aquella obra? Sigo pensando...recuerdo la frase,
"El que quiera a la del Soto, tiene pena de la vida,
por quererla quien la quiere, la llaman La Malquerida"**
Tan temprano y ya es de noche.
Subo con dificultad las escalera rotas, -ponen un ascensor-,
y como todos los días,
siento que me ahoga la máscara que,
un virus invisible me ha vuelto a poner en la cara.
mabel escribano
d.r.
** LA MALQUERIDA- JACINTO BENAVENTE
Imagen: google