HUMORES

El humor de mi cuerpo,
y el humor de mi alma,
concibieron la pompa del amor
y llevan el engaño en su rabiosa boca.

Suben irisadas burbujas
por los océanos de mi carne
para alojarse en mi cerebro
y hacer una muralla con mi cráneo.

El éter, luminiscente y fértil,
que proviene de un pozo sin fondo,
vomita un pequeño fuego
haciendo ascender mi globo.

Mi humanidad,
acosada por infernales monstruos,
implora y gime:
-«Esta experiencia absurda,
¿cuándo terminará?

Pues lo que lleva,
con profano sadismo,
en su desvergonzada risa,
es sangre asesina
que anhela conquistar
el trono de mis sueños
y expulsarme del mundo
con torticeros vuelos».