Caín en Grecia

En la nada construí mi palacio
oyendo tristes cantos errantes,
jamás la ira surcaba mis labios
embriagados en el seno de los mares.

Pero la turba acabó con mi claustro
exigiendo el fin de los cantares.
¡Como cedía la injusta prole de Fausto
a la ira de los demonios danzantes!

Luego el silencio reinó en la noche
entre inclementes trombas y griteríos,
hasta que se alzó mi alma exánime
como Atila en frente del gentío:

-Yo que os amé en la serena paz
y regocijé la sangre de los campos,
apaciguando su temple voraz
con la fértil savia de mis cantos;

vagaré por ésta tierra sin nombre
alzando vuestras hogueras y sepulcros,
sin piedad liberaré las hecatombes;
siete veces sería yo vengado.

Pero el ardor de mi sangre se enfría:
una dulce flauta surca mi recuerdo;
y los vientos galopantes sin ira
encienden otra vez el amor en mi pecho.
¡Cantad oh estrellas del firmamento!

Comentarios & Opiniones

La Dama Azul

Delicia de lineas las de su obra, se deleita la lectura una y otra vez
"-Yo que os amé en la serena paz
y regocijé la sangre de los campos,
apaciguando su temple voraz
con la fértil savia de mis cantos;"
Reciba saludos cordiales

Critica: