Apoteosis

A mi amada, mi hermana solitaria.

Supe mi vida acabada en un instante
cuando me vi atrapado entre las olas,
mi alma sin luz por el infierno errante
sin Alondra ni cantos vagó triste a solas.

Como un espectro me vi en la ciudad,
templos sollozantes me exigían redención.
Vano fue el vino nacido en Navidad,
como el hombre que niega mi secesión.

En inefable luto proseguía mi marcha,
dispuestos contra mí la noche y el día;
no hay flor que crezca entre la escarcha,
tampoco un árbol que susurre melodía.

Sobre ancestral camino mal yo me dispuse,
allá donde reina feliz el azulejo.
En indómitos parajes un altar yo puse
hasta que un Estigia marcó mi reflejo.

En él volví al mar donde fue mi vida,
incrédulo el temple mora taciturno;
como un ave vi a mi alma perdida
que vuela amante sobre el mar diurno.

Al paraíso mil veces me he condenado
en el eterno suplicio de su belleza.
Prosigue su marcha el caminante alado,
como los aires venidos de la maleza.

Comentarios & Opiniones

Lorena Rioseco Palacios

Bello poema, todas las estrellas y un fraternal abrazo!!

Critica: 
DIANA CHAVEZ

BELLAS METAFORAS !!!! ME GUSTO MUCHO.....SALUDOS AFECTUOSOS...

Critica: 
La Dama Azul

Una obra con un alto contenido expresivo, gustosa lectura
"Prosigue su marcha el caminante alado,
como los aires venidos de la maleza."
Saludos cordiales

Critica: