Serrana

Si fuera de la costa
mi voz tendría el sonido
del agua por la tarde,
podría contar mis sueños
entre la infinitud de las arenas
aletearían mis horas
con alas de gaviota paseandera.

Si fuera de frontera
cantaría mis amores
en dos o tres idiomas
volaría en el viento, sin raíces,
dividiría mis besos una raya,
traficaría alegrías extranjeras
por mis melancolías uruguayas.

Pero soy de las sierras
y mi alma está impregnada
de la nostalgia perenne de los cerros,
del llanto del sauzal en las cañadas,
de la niebla grisácea por las noches,
del rocío fugaz por las mañanas.

Por eso canta al son de una guitarra
mi corazón sus baladas azuladas
y mis penas parecen eucaliptus
de raíces profundas y ramas reservadas.

Por eso atardecen mis dolores
en tonos de naranja y rosa viejo,
entreocultándose entre elevaciones
(la sonrisa, el trabajo o el espejo)

Por eso son mis primaveras ventosas
y mis veranos transcurren tan a secas
y el invierno humedece mis paredes
y en otoño me cubro de hojas muertas.

Soy serrana y escritas con mi sangre,
entre murallas de racionalidad,
nacieron mi poesía y mis canciones:
nació mi verdadera identidad.