SIEMPRE HE SIDO YO

Era una noche tranquila de primavera. Aradia estaba en su estudio, terminando el día, tomando un café... Frío como siempre y bastante dulce, resultado de las muchas distracciones que nutrían su mente en esos momentos de inactividad.
Estaba intranquila. No quería perderlo... Nunca quiso... Pero las circunstancias le hablaban de un hombre demasiado débil como para compartir, aunque más no fueran, algunos momentos de palabras ñoñas, mimos sobrevalorados, caricias y besos y no mucho más. Según él la culpa empañaba su acción, o quizá la edad... Ah... Pero ella sabia y con gran certeza que sí, era su mente, pero no era culpa.
Había rencores muy bien añejados, dolores guardados y etiquetados escritos con sangre y lágrimas, ella y sólo ella era el destinatario.
Fué muy convincente, creíble el guión. Acto tras acto se desarrolló el libreto con impecable precisión.
Hay personas que no tienen idea de límites. De fronteras humanas...
Está permitido herir hasta acá...
La humillación es hasta este punto...
Se vale mentir, pero no exageres... Etc... Etc.
Pero este hombre había aguardado tanto, tanto tiempo para su venganza. La había planeado tan meticulosamente... No reconoció ningún limitante, ni código alguno. Siguió hasta el punto exacto que marcó el exceso. Ella, precavida, nunca le contó de sus zonas prohibidas. Estaba muy bien entrenada en asuntos pendientes. En gente dolida. En almas partidas. En vidas truncadas. Aún así este hombre logró lo buscado y la lastimó. Las dos realidades, al fin enfrentadas y expuestas. Las mil decepciones y los abandonos. Todos los dolores y todos los llantos, junto a esos besos y caricias que ya no iban a ser entregados... Esas emociones que eran compartidas de dolor y odio, amor y frustración crearon un egregor. Era aterrador.
Cuerpo femenino, cubierto de escamas. Era un ser alado con ojos brillantes y rojos, larga cabellera color azabache, no tenía ropajes. Las sombras del infierno le envolvían el cuerpo. Había en el aire aroma de rosas y benjui..
Aradia no entendía... Estaba aterrada... Qué era esa cosa?... Intentó gritar, pero en un segundo, con un movimiento, la extraña criatura pudo abrirle el pecho...
Fué muy veloz. Sutil. Elegante.
Un corte preciso mostró el corazón. Aún estaba viva, estaba espantada, no quería morir. Pero veía brotar su sangre, con cada latido salía con fuerzas... Ya no había tiempo. No se despidió.
El miedo, la angustia, el enojo ya no recordaba. Sólo la tristeza de irse sin decir adiós.
La horrenda criatura, se acercó a su pecho y sin mucho esfuerzo tomó el corazón. Empezó a comerlo, más... Fue selectiva... Esta parte sí, estas partes no...
"Te dije al comienzo que no te enamores"
Con mucho cuidado, le devolvió al pecho las partes "no dañadas" de ese corazón. La magia en sus manos lo restauró todo y lo derramado... Ya se derramó.
Puso a la mujer de nuevo en su silla, le dijo palabras que no sé escribir. Le acomodó el pelo y la miró fijo con sus ojos rojos... Sonrío levemente y se evaporó.
Se perdió en las sombras, se fué disipando, sólo quedó atrás el olor a benjui. Mucha gente asocia los dulces aromas con presencias santas... No siempre es así.
Minutos después Aradia recobró el sentido. Todo estaba ahí, la sangre en el piso, el olor a rosas... Cada célula de su cuerpo sentía dolor. Pero aunque dolía tan agudamente, por un momento pudo recobrar su mente.
Ya no había en ella vestigios de amores ni de decepciones, tampoco de angustia ni de ilógicos miedos de perder amor. Recordó también que para perder algo, sea lo que fuera, es indispensable ser el poseedor.
La paz restaurada en su corazón, puso en perspectiva su misión de vida y su identidad. No vino a perder su tiempo en amores de hombrecitos débiles. Y si había deuda, quedó bien pagada.
Otra vez en calma, la mente centrada, las ideas claras, recordó a su madre y le agradeció.
Gracias por llevarte lo contaminado, nublaba mi juicio. Sé otra vez quien soy y sé a qué he venido.
Mi nombre es Aradia, angel vengador. Cuido de una niña que se quedó sola, para eso estoy.
Fuí débil, fuí humana, me permití el amor. Fuiste hombre, cobarde, rencoroso...
Estás satisfecho? Espero que si. Ya me lastimaste, y en ese proceso que pagué con sangre perdí corazón. Ya no hay sentimientos, no hay polaridad.
Espero que encuentres la felicidad, esa que sentiste que te había robado y halles tu paz.
Pero no te olvides, mi nombre es Aradia, angel vengador, mi aroma es de rosas e inciensos e igual que mi madre puedo arrebatarte todo, hasta el corazón.
Angel o demonio, depende vos.
Mejor no te acerques. Distancias seguras fué tu decisión.
Y ya no lo olvides.
Angel o demonio sigo siendo yo.

Comentarios & Opiniones

José Manuel Pérez

Me ha gustado mucho esa prosa fantástica, estimada Encheresse, qué imaginación!! Aradia, ángel o demonio vengador...y el olor a benjuí. Me alegra leer sus escritos. Saludo cordial

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L'enchanteresse Rouge

Le agradezco su paso por mi blog. Reciba mis saludos.

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Sole1956

Creo que todos somos " Angel o demonio" depende de las circunstancias y del razocinio de cada ser.
Saludo cordial !

Critica: 
L'enchanteresse Rouge

Gracias Sole por pasar y comentar. Estoy probando estilos distintos... Igualmente, sigo siendo yo.
Un abrazo

Critica: 
Artífice de Sueños MARS rh

Interesante oscuro relato.
Las palabras de la última línea del cierre debían estar de título.
Saludo cordial.
Y hasta siguiente producción.

Critica: 
L'enchanteresse Rouge

Muchas gracias caballero su visita.
A cuáles palabras hace referencia puntualmente. Agradezco enormemente la corrección.

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