Una lección de humildad que me ha costado el corazón

Esto es por pensar que puedes amar sin tener reservas ni guarniciones. Por burlarte de mi decisiones. Pues soy yo quien pone y quien quita. Quien aleja o acerca el fuego. Quien nubla el cielo y los ojos. Quien cede el derecho de amar, quien hiere, quien sana.
Eso me dice la vida con tu partida.
Aunque yo quisiera cambiar el curso de la historia y agregar un acto más a la escena y aunque pudiese elegir romper mi corazón contigo esta noche como tantas otras noches no soy yo la directora sólo soy la hoja caprichosa que se dobla a su manera a la hora de cerrarse el libreto.
Si quisiera llegar a ti debería echarme a correr ahora es así de optimista mi amor que para el desayuno estaría servido.
No merecía menos por mi vanidad, había olvidado el decoro y empezado a amar a mi manera. Algo desaliñada como de costumbre, vida.
Yo, permítame quitarme el sombrero señora destino, esta vez seré quien le bese los nudillos pues se encargó usted de alejar de mí al caballero. Puede estar tranquila he vuelto los pies al suelo como después de cada final, porqué sí, hay escenas que no salen al aire y son de esas todos mis amores.