Reporte de mi viaje al otro lado del espejo

poema de L. V.

(22/05/2016)

Soy un amargado. Tendré que vivir con eso.
Aunque es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Les di un beso de despedida a sus anzuelos,
Como lo hacen las montañas glaciares y el cielo.

Me trasquilaron todo el amor y de cuajo,
Sabiendo bien que del dolor me estaba blindando;
Encarando a platos vacíos, de colores.
Los cuales pude llenar, pero de sinsabores.

Es un mundo de respuestas pre-establecidas,
Donde hallar una nueva es una acción suicida.
Sin embargo, tampoco es una opción callar.
Donde intelectuales solo saben rebuznar.

Rompete una pierna cuando salgas ahí fuera,
Pues, no es diferente a un escenario cualquiera.
Y no salgas sin ajustarte bien esa máscara,
Que nadie sale sin poner capas a su cáscara.

Y le cedo la palabra a mi interno Copérnico,
Quien últimamente es mi enemigo acérrimo,
Que dice que no hago más que dar vueltas y vueltas,
Gravitar y alunizar órbitas de zorreras.

Convertí a mis mil signos de interrogación
En sombrillas que me cubran de la luz del sol,
Pero, si ya no puedo hacer las paces con él,
¿De dónde voy a sacar la vitamina D?

Ya chorreé tanta, pero tanta bilis negra,
Que recipientes para guardarla no me quedan.
Quise calcularla pero me faltaron números,
Pues, siempre veré al fenómeno y no al noúmeno.

Por mi introspección me vi siendo un inmóvil nómade,
Encontrando con frecuencia en mi espejo a Sócrates,
Quien siempre me soltaba su puta frase típica,
Inclinando así del todo mi balanza anímica.

Jugando a "un, dos, tres, ¡miro!" con esta Tierra...
Oscilando entre la apatía y la tristeza.
No es como si pudiera acabar con los males
Solo llorando mis Pilcomayos personales.

Me dice La Parca que está tan confundido,
No halla nada que no me haya quitado yo mismo.
Y se va, dejándome esta duda al irse:
¿Cómo evito que todo esto se me somatice?...

Me trasquilaron todo el amor y de cuajo.
Nadando en el océano glaciar de mi cuarto.
Encarando a platos vacíos, medio rotos.
Los cuales pude llenar, pero de "grosso modo(s)".

Soy un avefría. Tendré que aceptar eso.
Aunque es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Ojalá por fin sea este tridente griego
Quien me responda, me mate o me deje ciego.

¿Y qué demonios hace Sócrates en mi espejo?

Comentarios & Opiniones

Silvia

Tremendo,tengo que decirte que me reí mucho cuando dices amargado,un gran placer leer algo diferente saludos felicitaciones de corazón y beso.

Critica: