Un arquitecto y un soldado

Aquel, diseña planos de ciudades enteras,
El gusto por las urbes luminosas,
El diseño lineal de las aceras paralelas
Un horizonte de cemento tapizado de
Carreteras.

El otro, vestido de camaleón astuto,
Mimetizado con el verde de selva,
Luchando en pos de una patria
Que no recuerda el color de la guerra.

Aquel, emplazado en una silla de madera
Recolectando las ideas más concretas,
Formando pilares de concreto
Y los cálculos milimétricos de sus reglas.

El otro, recostado en un árbol de bonga,
Temblando de frió, mojado por el invierno
Empalmando su artillera como su único hermano
Y la vista acedada temblando de miedo.

Aquel, tomando una taza de té,
Mientras los ascensores elevan su mirada,
Las escaleras de mármol cromático,
Y el cansancio de la noche trepando por espalda.

El otro, bebiendo agua empapada de sudor,
Los fragmentos de granadas estallando
El casco deforme golpeado, sacrificado
Y un santo resbalando en su pecho por los proyectiles
Del contendor.

Aquel, leyendo sus planos corrigiendo cotas,
Desayunando albas, cenando alboradas,
Esculpiendo parques minúsculos
Colocando su nombre en las obras adjudicadas.

El otro, acicalando su espada de gatillo
Puliendo en su mente la estrategia
Centinela de sueños patriotas,
Corazones de titanio, también llamado héroes
De guerra.
Aquel, adviniendo al hogar donde eclosionan sus gestos
La botella de champaña expulsando el corcho en espuma,
La cena entusiasta servida en la mesa,
Y la muchedumbre de amados expectantes del abrazo
Que se suma.

El otro, retornando a las fabulas de Pombo,
A los poemas de Neruda,
Una pierna vendada, dos dedos amputados
Su hija huérfana de su padre, y las lagrimas de
Una mujer viuda…

Del otro, solo hay una bandera sin asta sin estrellas,
Cubriendo sus ojos blancos, sus laceradas piernas,
Tapando los agujeros de su cabeza,
Y una nota en sus manos muertas,
Decía;” las amo a las dos María y teresa”…

Aquel, se aproximo al ataúd con los lentes empañados
Cuantas flores blancas sembradas en su puño vencido,
Cuanta quietud militaba en sus labios vacíos y
Solo una frase proferida concluyo el sepulcro,
“no te preocupes, ya no habrán balas, uniforme, ni armas
Descansa amigo mío que el todopoderoso hoy está contigo”…

Comentarios & Opiniones

LUZPAZ

Tan grafico tu poema, que imagine estar en medios de esa guerra, me encantó tu gran elocuencia para plasmar todo el sufrimiento y la veracidad de lo que sucede en las batallas.Felicitaciones!

el hombre de las mil palabras

gracias cata ayala, me complace tu apreaciacion.