•IDOLATRÍA•

Cada mañana despierto sabiendo que es una oportunidad más para embelesar tu exorbitante belleza.

Desde el ras de tus delicados pies,
Que se asemejan a las de una princesa en su natalicio,
Hasta la cima de tu frágil y melodiosa cabellera.

Contemplo con respeto tus labios,
Porque ellos se transformaron en un arma mortal de la cual no puedo ni deseo escapar.

Me idiotiza tu mirada,
Pues siento que me desnuda, se adentra en mi corazón y se interna en mi alma.

Tus caricias y el roce de tu piel son como el delicado destello de un querubín,
Dejándome sin fuerzas y entregando mi voluntad apasionada a la tuya.

Siento que eres tan mía, con tu todo;
Y yo tan tuyo, con mi nada.