Ovejas

poema de i-Karly

Desde hace un par de años que mi exhausta memoria
ha tenido conocimiento de este paraíso que algunos refieren como "vida"...
Reconozco que mi estadía no ha sido del todo formidable, pero de quién lo ha sido?
Sin temor a equivocarme, podría afirmar que ningún ser humano ha tenido una estancia "perfecta".

Conforme las ovejas de mis sueños me impulsaban a despertar a toda prisa, con la finalidad única de que tales ovejas cobraran vida lo antes posible, quizá porque les resultaba fascinante cada sueño que les conté en voz baja.

El tiempo avanzaba, tan a prisa, que cuando eché un vistazo para atrás, aquellas pequeñas ovejas, se habían convertido en tremendas señoras ovejas...

Por algún momento, no tenía claro el momento en que eso había sucedido, pero me encantaba, mis sueños vueltos realidad las habían alimentado de forma casi imaginable.

Algunas, por cuestiones ajenas a mí, habían decidido abandonar el corral que hasta ese momento amablemente les había podido ofrecer.

Reconozco que al percibir tal situación, mi corazón se enfrío por instantes, pero tras unos segundos asocié dicha circunstancia con aquellos sueños que me resultaron imposible de alcanzar.

Fueron sueños, que de alguna manera intentaba revivir día tras día, hasta que una tarde de sol logré advertir que aquello sueños no revivirían bajo ninguna circunstancia, no por que yo no quisiera, no, para nada, simplemente habían muerto por que los mimos ya no tenían cabida en mi vida.

Conforme fui madurando, logré percatarme que no siempre lo que uno desea es lo que realmente merece, y es por ello que ciertos sueños mueren en el intento de triunfar.

Cada que la noche me abraza con sus brazos helados, me confirma que todo en esta vida es un proceso, que no vamos ni ante ni después, sino que estamos a tiempo.

De pronto los demonios banales de la edad, el dinero, la ambición, el placer, tocan a mi puerta de manera tan fuerte que casi revientan mi tímpano.

Obviamente los mismos conocen a la perfección mi dirección, pues muchas veces vivieron en concubinato conmigo, hasta que un buen día me convertí en abogada y decidí poner fin a esa figura jurídica que tanto me jodio el alma.

En cada luciérnaga de paz que alguna vez visitó mi corral de ovejas, encontré siempre la forma si no ideal, al menos la mejor en ese momento de cobrar fuerza para continuar.

Cada puesta de sol que amablemente me tenía a bien despertarme, me recordaba con la calidez de una dulce madre, que era momento de saltar de la cama e intentar conquistar a la persona que día a día me reflejaba el espejo, esa persona (era yo).

Una personita ordinaria, poco expresiva y excesivamente desconfianza, confieso que fue un trabajo arduo, pero sin duda alguna valió la pena.

Esa pequeña personita, no ha crecido, no, no como el mundo lo espera y desea, pero ha logrado volar de la forma que nadie se imagina alrededor del mundo, ha conquistado partes del cielo que pocos hemos conocido.

Dejé de correr tan aprisa tratando de dar gusto a la mayoría, camine al paso de mis ovejas y conforme Dios y la vida me lo permitían, renuncie a las expectativas del mundo y me concentré en volver realidad cada uno de las historias que solía compartir con mis ovejas...

Comentarios & Opiniones

Hechicero de Dragones

Buena reflexión. Ne ha gustado. Saludos!!

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Silvia

Gracias por tu sinceridad,un placer saludos.

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