Lobo solitario

Fresca el agua de mi piel,
puro el éter de mi ser,
que entibia mis sentidos,
y poco a poco come mi ver.
Tan feroz era mi cuerpo, pero un cálido resbalar de lluvia
hizo frotar la hiel, debajo de mi pelaje,
persiguiendo toda el hambre del ayer.
Acostumbraba estar con la luna,
pero ella se ha ido con el hombre,
que contamina este mundo, y hace escaldar la sed.

Al pasar los días, veo su rostro...
con el ultimo resplandor del sol, sobre una manta celeste,
aun puedo sentir su pasión, fermentando en mi la triste ilusión,
de tenerla por siempre,
en mi cama de nubes, en mi mente,
conectando todas las estrellas en las que estuvo ella presente.
La sigo esperando con nostalgia,
mientras la caldera que contiene mis ojos,
hierve cansada llorando... añorando la poción mágica,
presentada en las noches interiores,
de este lobo solitario.

-Juan Diego Kammler