III: Purgatorio

En este pálido desierto,
De inabarcable extensión,
Lo único cierto, es la sensación,
De que nunca pasa nada.

¿Los días han pasado
O no han llegado todavía?
¿Hay escapatoria, alguna salida?
Nunca pasa nada.

Da igual lo que haga.
Nada merece la pena.
El tiempo no avanza, mas tampoco frena.
Y nunca pasa nada.

Cualquier intento de distracción,
Se desvanece al momento.
Es de aquí el tedio principal elemento.
Y nunca pasa nada.

Tengo por lo tanto,
Tiempo para gastar.
Lo paso pensando en las penurias,
Que he tenido que pasar.

Pero no desde una óptica vengativa.
Ahora es distinto, la verdad.
He aprendido, que si estas convencido de que algo duele
Dolerá.

Tal vez esa profesora,
Que otrora me humilló,
Se arrepintió
Y se sintió mal.

Tal vez el chico que me escupió,
Solo la atención quería llamar.
Gozando durante unos segundos,
El impulso de verse popular.

Tal vez deba olvidar,
Seguir adelante.
Desterrar los instantes,
De oscuridad.

Porqué el agua debe fluir,
Nunca se debe estancar.
Dado que se llegará a pudrir,
Si no la dejas correr.

Me levante decidido.
Hacía el pasillo de pulcra luz avancé.
Ni siquiera me giré,
Para ver como mis cargas se disipaban.

Y entonces no paso nada, me liberé.