PLACEBO

Temo decir, con insipidez
que no sabía del todo qué era de mi vida
al punto de llorarle a la luna
y descansar del sol por la tarde.

Me volví cruel sin querer
que a través de mis ojos podía entenderlo
no había más en mí
era demasiado tarde,
demasiado cobarde.

Y te esperé de más
entre noches y paisajes torpes
esperando una ayuda vana
pero sabía que me había perdido tanto
que ni yo mismo podía encontrarme.

Nadie está a salvo
y lo descubrí cuando caí
observando a la nada
con el pecho hecho pedazos
y una sonrisa tan fingida
que daba miedo ser yo.

Pero gritando un adiós
sé que será frívolo
porque nadie me oye
porque nadie me oyó
porque nadie soy yo.