Algo roto...

¿Por qué te amo?... te lo juro que no lo comprendo. Pero desde el día que te conocí, la imagen la recuerdo; tu entrada también. Tarde, llegaste tarde ese día y muchos otros después de ese. Fue cuando vi tu mirada que algo hizo ¡clic! Por lo menos eso pensaba hacia tiempo, como una pieza encajando entre mi corazón y cerebro. Ahora que lo pienso, quizá fue un ¡crack! Y algo se rompió; algo quedo roto dentro.
¿Por qué te amo? ¿Por qué me acerque a ti? A pesar del gran impacto que causo tu llegada, no nos acerco la vida hasta pasando varias temporadas. Fuiste bella bailarina; a pesar que no bailaras, suave y silenciosa en mis sueños te adentrabas; y ahora terca quimera no quieres salir.
¿Por qué me gustaste? ¿Qué vi en ti? Jamás con tu cuerpo buscaste provocarme, por lo menos no al principio, lo sé, pero fue así. A mi vista parecías una joya; fina porcelana, un espectáculo al sol, metal forjado al rojo vivo, el más fiero felino y que apunte el viento a tu favor. Eran las curvas de tu cuerpo, de tus pies a tu sonrisa, eran tus humildes pechos mi más profunda pasión. Era tu tímida cintura, los decibeles de tu voz, era el color de tus pupilas mi más secreta prisión.
Como odio la libertad fuera de tu sexo, de tus piernas, como extraño la contienda que ofrecía tu boca. ¿Por qué aun estando tan cerca te siento tan lejos? ¿Por qué aun sabiendo que me excitas conservas tu ropa? ¿Por qué llegamos hasta aquí? ¿Por qué decides irte ahora? Aun me lo pregunto después de haber pasado diez mil horas. Ahora tu estas con alguien cocinando a solas. Jamás te culparía a ti de mis desvelos, de mis derrotas. Al final soy yo el único que sabe cuanto pesa este amor. Tengo esta carga y algo dentro del pecho, roto, que aun trato de arreglar. Aun cuando te niegue en mi futuro, este, tu recuerdo añora.