Las letras dormidas

poema de J. D. Grotz

Ellas odian que las despierten,
nunca les gusta ese frío en el cachete
odian ese despertar de claridad y desvelo.

Que tengo para decir? Dos velas y un vaso de vino?
No, no me dejen acá solo; no las quise despertar.
Al fin y al cabo solo vienen a comer algo que no se predijo.
Odian cuando les dicen la verdad, o las verdades.
La próxima vez cierren las puertas,
están atentos.
Oooh dulce carmín, te veo siempre
que dulce es dormir con vos.
En cuanto a los demás,
sigan soñando; y sobre todo tengan miedo
que ya van a despertar.