Sucesos sueltos

Aullaron los árboles
y quemaron los ríos,
yo encimé mi lengua
por delfines dormidos.
Se rompió la fuente
derramando junglas de rosas
que penetraron mi frente
y me explotaron mariposas.
Por eso maltraté mi emblema
de cobre al alto vacío,
por sacudir las faldas
de lastimosos gemidos,
hirviendo en viruela
y quejidos de olivo.

El cielo negro volaba
bajo la escalofriante luna.
Un cencerro de plata se oía,
cortando mis lamentos frescos.
Refunfunió el viejo sol
que los quería...

Septiembre de 2015.