ESA FLOR

¿Ves esta flor que humilde
pasaba inadvertida?
Hoy me he detenido y la he mirado.

Al verme, otros muchos
se han detenido.
También la han admirado
al contemplarla tan débil y desprotegida.

Ante ella me incliné,-¡pobrecilla!
y la protección de mi mano
le he entregado.

Temerosa, en su tembloroso tallo,
la he dejado defendida,
protegida y admirada.

Le he dedicado no sé
cuántas bellas palabras
de admiración
que le dieran seguridad y fortaleza.
Perfumada y segura, toda,
con alegría me ha sonreído.

No te vayas, -me ha dicho-,
que hoy me has hecho sentir:
bella flor sublimada, y mañana...,
-¡No quiero ni pensarlo!
Mañana, quizá me veas:
rosa rota y desflorada.