La vida me camuflo

poema de Josué Silva.

La vida me camufló, me dió su color de piel y de sus ojos, me estiró y me puso a la altura de ellos, éstos me vieron y me hicieron parte de su argolla, aprendí su lenguaje y sus costumbres, me enseñaron que es el down Jones y quien es Vivaldi.

Pero a mí me gusta el encebollado y la guatita, el hornado y el tamal. Si superan que preferiría mil veces una biela mientras me siento en una jaba después de un día de camello, que tomarme un whisky on the rocks en una salón social de alta alcurnia, creo que me odiarían.

No es que sea hipócrita, más bien me siento como un agente en cubierto, bajo el mejor plan: la justicia, y el mejor disfraz: la genética.
¡Y es que ¿como podría no serlo?!... si al escuchar el charango y la quena, ver las montañas y el mar, trabajar y sentir el dolor de ganarse un peso, lo hacen sentir a uno un poquito más cerca de la felicidad.

Antes me quejaba porque la vida no era justa conmigo, pero ahora entiendo que ella me camufló.

Ahora entiendo lo que debo hacer.