Tu Sombra

poema de Juan Oriental

No hay año que no te recuerde.
No hay mes, semana, día
que no te recuerde y eso gracias a ti,
que no eres nadie ahora en mi vida.

Digo gracias a ti, porque te fuiste
a encontrar contigo misma envuelta
en tu velo de alcohol y locura
en un invierno en que el frío quemaba
y me hizo alzarte el cuello del abrigo
y ajustarte los guantes de lana
como última atención
y caricia.

Te vi en la ventana del ómnibus
mirándome con desconsuelo
y supe que te estaba condenando
pero no podía más contigo; la vieja garra
de tu vicio recrudeció y te agarró
y no pude soltarte porque tú no podías
ni querías ayudarme.

Igualmente caminé un tiempo a tu lado
alternando sicólogos, médicos, magos, fe
para curarte mientras me pedías perdón
y reías a mis espaldas, cómplice
con el diablo en tu botella.

Por eso, gracias a ti,
no eres nadie ahora en mi vida.
Aunque no haya año, mes, semana, día
que no te recuerde con lo mejor tuyo
surgiendo de tu cáscara viciada
y demencial. Tú, que tanto me diste.

Entonces pienso cómo te dejé ir.
Cómo no te retuve a pesar de todo.
Pobrecita, qué será de ti hoy en la vida.
Se me clava también este remordimiento
de pensar que para 'bien', cuánto mal
hace a veces la cordura.

No, no debí dejarte ir.
Debí haberte ayudado y ayudarme
a ya no sufrir de la única forma posible:
debí habernos matado por amor
y un poco de paz

Safe Creative: 1412222819626