Nicea

poema de Luis

Nicea

La vida no cesa, las reencarnaciones nos hacienden,
La libertad abrasa el destino,
La derrota abre el laberinto que comprende las parábolas de Cristo,
Lo que amamos y lo que odiamos habita en nosotros y su crepúsculo a de emerger.

Cualquiera es el día anhelado, en cualquier hora la profecía se cumple,
Tuve un sueño hace un siglo que guardo en un ovalo de cristal.
En las aguas de una galera bañe mis amores perdidos.
Los dogmas de sal cubren el plateado del amanecer, el azul de la tarde y la negra noche.

Más allá de estos firmamentos hay ambientes insospechados,
Entre utensilios de barro y veladoras hay un umbral echo trisas de resmas incendiadas, un viejo pescador de las olas gélidas que comparte conmigo una marsopa y su orfandad.

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