Crisálidas

Crisálidas
Tu que gobiernas mis sueños lúgubres
y comes de los letargos de mi sobriedad;
encaminaste el viento hacia mi rostro
y desprevenido mi oído celaste.

Me desafiaste cuando el corazón era sincero
Y por cuatro años no pude nacer,
reinaste en mis desvelos con mano tirana y fría.

Robaste la estrella de mis mares y sin polos quedo
mi vida, cuando ajena te mire.

¡Glorias en noches y días de Amor!
faz de luz que germino la flor de tu sexo,
que después de brillar se volvió
aromas volcados hacia la mar.

Quise alcanzar al ángel caído,
Y viví disipando evocaciones de mi aposento
Las cruces brillaron con los rayos del atardecer
Y tus ecos vibran cada ves que he querido enamorarme.

¡Viro el deseo! Te quise cuando no debía,
¡te Ame por necesidad!
y de ese amor solo me han quedado los rescoldos y sus noches malditas.

Del ángel caído me ha llegado su polen celeste
Que ha sembrado Crisálidas en mi razón.
De todos mis demonios; tú el consentido,
de todos mis males; tu el más dulce,
… de mis profundidades tu la más latente…

Tenia tanto miedo de perderte, que te deje ir…
tuve tanta soledad ¡que en un páramo
de aguas cristalinas y silencios encontré a Dios!

¡Te anhele tanto en el sueño de anoche!
… que hoy tengo Paz al amanecer sin Ti…

Letras tomadas del poemario Diáfano, INDAUTOR del extinto D.F. Año: 2010