Amores de Metro

El día no era bello
ni especialmente feo.
Era un día de aquellos
en que pido a los cielos,
algo más que paredes
con mil y un frases vacías,
enganches comerciales
y ninguna noticia.

Subí a un vagón del metro
en la estación "no me acuerdo".
Yo mirando hacia el suelo,
ordenando recuerdos.
Fue una cosa de magia;
algún duende, algún hada,
que levanté la mirada
y me cegó una cascada.

Cascada de bronce y miel,
mil y un hilos peinados.
Y en el momento aquel,
volteaste con cuidado.
Mi mirada notaste,
mi mirada sentiste,
y sin preguntarte
tú me la sostuviste.

Sólo aquel que los ha visto
comprenderá de qué hablo;
para el color que preciso
aún no existe vocablo.
Es el color de tus ojos
que ni verdes ni azules
lograron volverme loco
esa tarde de Lunes.

No te diré que eres bella,
no te llamaré hermosa.
Solo quiero que sepas
ante todo una cosa;
he visto las estrellas,
he visto flores y rosas,
y no merecen poemas,
no merecen ni prosas.

Bajaste del vagón
con una sonrisa en la cara.
Yo quedé en depresión,
no sé ni cómo te llamas.
Este día no es bello,
este día no es feo,
es un día de aquellos
en que de ti yo me acuerdo.